L'Albà i La Roà


Dentro de lo que son las fiestas de agosto, hay dos noches que son primordiales: el 13 de agosto, Nit de L'Albà (noche de la alborada), y el 14 de agosto, Nit de La Roá (noche de la vuelta).

 

La primera constituye un espectáculo sensacional teniendo como base los fuegos artificiales. Nada más apagarse los últimos rayos solares, miles de ilicitanos preparan la gran batalla de fuegos artificiales. Luz, color y ruido son las notas dominantes de esta noche festera. Pero es a partir de las 11:15 horas y hasta la medianoche, cuando la inmensa cantidad de cohetes lanzados desde todos los puntos de la ciudad de forma ininterrumpida, hacen que el cielo se encuentre tan iluminado como durante el propio día. De ahí el nombre de alborada. Las azoteas de los edificios se llenan de bullicio con los miles de ilicitanos que, año tras año, disfrutan de esta fiesta. Los puentes y las laderas del río son perfectos escenarios para contemplar el espectáculo. Existe la costumbre tradicional de que cada ilicitano dispare por lo menos un cohete por cada hijo que tenga, más que por unidades, se suelen contar por docenas. El espectáculo alcanza su culminación, cuando a las 12:00 de la noche se produce un apagón general en toda la población, y la corporación municipal ofrenda desde lo alto de la torre del campanario de Santa María, la palmera gigante (la Palmera de la Virgen) en honor a la Virgen de la Asunción. 

 

Una vez finalizada la batalla pirotécnica, es costumbre comer en las terrazas, balcones, o en la misma calle, una gran sandía como refresco a la ardiente emoción vivida. Durante esta noche, el pueblo ilicitano ofrece a la Virgen, su patrona, los mayores agradecimientos por cuanto posee, obsequiándole con la belleza y colorido de sus palmeras pirotécnicas. 

 

La Nit de L'Albà está declarada como Fiesta de Interés Turístico Nacional desde el año 2021.

 

La Nit de La Roà, de origen puramente litúrgico, es la noche en que Elche respira el mayor ambiente de todo el año. 

 

El verdadero significado es el de manifestarse de manera personal, pero acompañado de la multitud de fieles que colaboran, en forma de procesión, y discurriendo por el trazado de lo que antiguamente fue la villa amurallada, a favor de su querida patrona. En esta noche se cumplen miles de promesas hechas a la Virgen, y en la citada procesión, además de los cirios que se pueden conseguir en los aledaños de la Basílica, podemos ver personas descalzas, con cadenas en los pies, y alguna que hasta efectúa el recorrido de rodillas. Desde las doce de la noche, hasta el amanecer, los fieles devotos, desfilarán en silencio con el único susurro de sus pies al andar y las gotas de cera al caer al suelo, ofreciendo un ambiente de auténtica penitencia y dolor. 

 

Pero por otro lado, el Elche joven, moderno y con nuevas ideas, vive la noche de forma distinta. El alcohol, la música, los paseos, y en definitiva el ambiente festivo, rebosan por cualquier punto de la ciudad. En esta noche, la diversión, más que asegurada, está demostrada hasta altas horas de la madrugada. Al amanecer, el sueño y una buena taza de chocolate con churros, que a esas horas no es difícil de encontrar, ponen fin a la noche de La Roà.